Primera retrospectiva mundial de la obra visual de Miley Cyrus.
Comisariado: S.A.D.

¿Por qué Miley?

Como colectivo siempre ha sido indivisible de nuestra práctica lo lúdico vinculado con vías políticas que generan lugares de cuestionamiento de las relaciones. Cuando comenzamos a pensar en la idea de esta exposición nos encontrábamos personalmente en un momento de indefensión emocional y cierto desamparo, por lo que sentimos la necesidad de refugiarnos en lo lúdico. Pero en esta ocasión lo hicimos desde un punto de vista diferente al que habíamos trabajado hasta ahora. Desde una perspectiva más relacionada con lo emocionalmente catártico.
Inmersas en todo ese contexto nos dimos cuenta de que la figura de Miley Cyrus vehiculaba unos valores purgantes, hedonistas e infantiles (algo parecidos al ímpetu ligeramente rebelde de una niña con juguetes nuevos, de una niña que se divierte transgrediendo pequeñas normas). Como una lavativa de color y purpurina.
Además creemos que la figura de Miley -pese a su pretendida “despolitización” y su flagrante falta de compromiso hacia cualquier idea reivindicativa- funciona como un barómetro del nivel de conservadurismo de la cultura “pop” actual en el que el acto de pataleta naif que es su trabajo puede interpretarse como cierto revulsivo. En ese sentido es una heredera directa del pop capitalista de Jeff Koons y su búsqueda de la felicidad. No nos interesa su música, nos interesa todo lo demás.

Poco después de que se nos ocurriera hacer una exposición sobre su trabajo, la misma Miley decidió dar el paso a mostrarse como artista visual. Eso ya fue el colmo del desparrame. Si no hacemos algo no vivimos en el mundo.

Consideramos que, como icono pop, ella funciona como signo carente de significado. Por eso nos interesa otorgarle cierto sentido a su trabajo. A ese respecto quisimos ser sus comisarias (labor que nunca nos habíamos planteado acometer).
Al abordar la creación de una exposición en la que no contamos con la obra ni con su artista necesitamos recrear, falsear su obra. Hicimos el esfuerzo de intentar entender el funcionamiento del mundo creativo de Miley para poder reescribirlo.
Y ahí nos dimos cuenta de cuál puede ser la diferencia entre una comisaria y una artista: aquella crea necesariamente desde el mundo de otras personas. El comisariado siempre es apropiacionista.

Hemos asumido y aplicado en su máximo exponente esa característica de la labor comisarial inventando una trayectoria artística, un significado y una intencionalidad. Hasta el punto de falsificar gran parte del trabajo de Miley.
Desde este punto de vista nos hemos dado cuenta de que podemos afrontar producir la exposición de una superestrella sin superestrella y sin su cartera (de hecho, prácticamente sin dinero alguno) a través del DIY más estricto y precario.
Miley in Spain (2015)